Las ardillas son de hábitos diurnos, menos la voladora que es nocturna, tienen una cola peluda que le sirve de paracaídas a las voladoras y al resto les permite mantener el equilibrio cuando brincan de una rama a otra. Además les es útil como medio de comunicación pues la levanta para asustar al adversario o la mueven para prevenir la presencia de depredadores. Tienen en las patas delanteras cuatro dedos y cinco en las traseras, y como todos los roedores presentan 2 grandes incisivos. Construyen un nido blando y ligero en verano y otro impermeable en invierno, en los huecos de los troncos de los árboles, o en el suelo y es ahí donde la hembra tiene a sus crías que pueden ser de 3 a 8.
Se alimentan de flores, frutas, retoños, bellotas, nueces y semillas las cuales almacenan. Transportan sus provisiones en unas bolsas que tienen en el hocico llamadas abazones. Los alimentos les sirven para acumular grandes cantidades de reservas grasa, por un lado para poder soportar las bajas temperaturas del invierno y por otra para alimentar a sus crías, complementan su dieta insectos y arañas.
De las ardillas las más conocidas son las arborícolas, son de la familia Sciuridae y habitan en todas las zonas montañosas. En México las podemos encontrar en casi todos los estados, la excepción es Baja California; tenemos 19 especies diferentes entre las que encontramos a las rojas, las grises de Albert, Deppe y Douglas.
Si bien las ardillas son animales muy graciosos, no es recomendable tenerlas como mascotas, ya que en cautiverio el crecimiento de sus incisivos les puede significar la muerte, además de ser un peligro por su mordedura y la transmisión de enfermedades.